Esta proyección depende de la capacidad de un objeto para reflejar la luz.
La ventaja que tiene es que es único; no existe ningún otro dispositivo que permita proyectar imágenes que no estén preparadas en material transparente.
Cualquier material impreso, dibujado o fotografiado puede servir (páginas de libros, revistas, etc.; cuerpos sólidos; hojas de árboles; mapas; etc.), tanto en color como en blanco y negro.
Todo ello puede ser ampliado al instante por el proyector.
El manejo del proyector opaco es simple: se coloca el material, se enciende la lámpara, se enfoca y se proyecta.
Tiene dos defectos bastante serios: puesto que lo que se observa en la pantalla es una imagen refleja (la luz no pasa a través del material), el aparato es necesariamente voluminoso, y su empleo se hace difícil si no se dispone de una mesa de proyección o apoyo especial.
El otro defecto es que exige oscurecer la habitación.

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